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Viernes 17 de Enero de 2020

LA ESPLENDOROSA CURUZU

Aún quedan testimonios de un pasado esplendoroso de esta ciudad, y apenas empezamos a urgar en datos, estos surgen como una sabrosa miel de un panal. Hoy recordamos a aquellos abnegados emprendedores: los soderos


Fue Raúl Alberto "el negro" Maciel quien aceptó el desafio a su memoria para contarnos historias de otrora.
"Junto a mí padre trabajamos los seis hermanos y también hubieron muchos otras personas, sobretodo a la hora de repartir en jardineras", comenzó diciendo.

"Los soderos fuimos personas muy solidarias, peleábamos por ganarnos un cliente, pero no teníamos inconvenientes a la hora de juntarnos en un asado, jugar al fútbol. No teníamos problemas de recibir el sifón de los colegas y creo que por ahí pasaba la picardía", reconoció nuestro entrevistado.

Tal vez sus breves palabras para algunos no represente mucho, pero para los que conocieron esa época de bonanza económica local, con una moneda nacional fuerte, gente emprendedoras y ciudadanos orgullosos de tener un trabajo y acá, en el pueblo de sus amores.

Contando con la charla trajo a la luz empresas de soderia y de sus dueños. Comenzó mencionando a la de su familia: "La Esperanza", dónde también incursionaron en la creación de la gaseosa local "Chinchivira". "Yo fui el encargado de mezclarlo con la soda y la envasabamos en botellitas de vidrio pequeñas, como la famosa gaseosa norteamericana. Fue todo un acontecimiento", confesó "el negro" Maciel.

"La Argentina" era la marca de Walberto Panozzo, era el acordeonista de las reuniones, a veces aparecía con Haces Fusch, Chiquito Insaurralde y muchos otros mas; "La Sin Rival" pertenecía a José N Balbi; "Ringo" de Olivera; "Armando Panozzo e hijos"; A.P.A de Alfredo Parmegianni; "Litoral" de Jorge Ordenavia; El Progreso de Inocencio "Campera' Luque; Ponzoni en Villa del Parque y Don Lorenzo de Lorenzo Panozzo frente a cancha de Huracán.

No fueron pocos los accidentes que debieron sortear al manipular los sifones en el envasado, y otro testigo viviente de ello es el señor Raúl Almirón que vive en el barrio Porteño.

Tal vez el tiempo pudo jugar alguna mala pasada en la memoria de Maciel, pero estamos conforme con su testimonio, y sirva para que de este artículo surja alguna tertulia con los abuelos.

Esos abuelos que sabían la hora con las bocina de los trenes, la sirena de Saloj Hnos , la caldera humeante de la fidederia de Celman y Gramoj y las chimeneas emanando olor a pan calentito de panaderías como "La Florida", "La Española" o "El Huracán". 

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