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Sábado 28 de Marzo de 2020

Cómo viven la pandemia los argentinos en la Base Esperanza en la Antártida

La vida y los cuidados que toman los argentinos para que el virus no llegue al continente blanco. En declaraciones exclusivas para Infobae, el teniente coronel Norman Walter Nahueltripay brinda detalles del funcionamiento de la base científica y detalla las medidas que se adoptan para sobrellevar el confinamiento domiciliario habitual


Si se observa un mapa mundial con los continentes afectados por el coronavirus solo un lugar del planeta parece a salvo. La Antártida, ese espacio tan mágico como hostil, tan conocido como desconocido, tan inmenso, tan lejano y cercano, es el único lugar de la Tierra donde todavía no se registraron casos.

Mientras en las grandes ciudades y en los pequeños poblados, los habitantes se ven obligados y sorprendidos por la reclusión preventiva y obligatoria, en el continente blanco los ocupantes de las bases argentinas y extranjeras saben que para ellos el aislamiento no es una situación sino una condición.

Las características de la Antártida con temperaturas que en los meses cálidos apenas alcanzan los 0° -hubo un récord de 18,3° en febrero- y en el invierno llegan a -40, sus días y noches eternas de seis meses de duración, su nula fauna terrestre y su superficie helada y blanca, durante siglos la aislaron de los territorios poblados. Eso que parecía una condena, hoy es una salvación. No hay forma que el coronavirus entre si no lo trae alguien del continente.

Para lograr que la pandemia no alcance a una región donde los recursos sanitarios y logísticos son complejos, los gobiernos de los países miembros del Tratado Antártico, entre ellos la Argentina, adoptaron diversas medidas de prevención. En primer lugar se suspendieron las inspecciones recíprocas que las dotaciones de las bases suelen realizar para verificar el cumplimiento del acuerdo internacional.

Otra de las medidas preventivas fue prohibir la llegada de turistas. En verano se calcula que cerca de 44 mil turistas visitan el continente. Aunque la cantidad puede parecer pequeña y es una actividad muy regulada -por ejemplo las botas que usan los viajeros se desinfectan luego de cada excursión para evitar que las bacterias vayan de un lugar a otro-, se detuvieron todas las actividades desde fin de febrero.

Marzo es un mes clave para los científicos y militares que viven en las distintas bases y centros de investigación ya que hasta al menos la primera quincena del mes, se realiza el recambio de dotaciones y el reaprovisionamiento de víveres, combustible y otros insumos. También el retiro de los llamados “residuos antárticos”, tarea imprescindible para mantener sano y salvo el ecosistema. Estas acciones que se realizan por aire y mar son vitales y no fueron suspendidas.

La Base Esperanza fue inaugurada en diciembre de 1952, desde entonces fue protagonista de importantes investigaciones. Las tareas que desarrollan sus 63 moradores van desde el reconocimiento y exploración del terreno y la geografía, hasta el mantenimiento de refugios y estudios de topografía, meteorología y mantenimiento de aparatos de sismología pertenecientes al Instituto Antártico Italiano, asimismo durante el verano antártico se llevan adelante estudios de biología. A partir de esta invernada la base es conjunta, es decir hay personal de las tres fuerzas armadas. Además funciona una escuela y una radio de onda corta. Infobae se comunicó con Norman Walter Nahueltripay, comandante de la Base Esperanza para saber cómo viven estos tiempos de pandemia.

“Hasta el momento en Antártida Argentina se encuentra libre de casos de infección por coronavirus. Sin embargo, como hasta fines de febrero se recibieron buques turísticos, el Ministerio de Defensa implementó un exigente protocolo en el que dispuso la obligación de presentar declaraciones juradas de sanidad marítima bajo la absoluta responsabilidad de los médicos y capitanes de las distintas embarcaciones. Además se limitaron al máximo las medidas de contacto social con el personal ajeno a la dotación. Como en otros lugares, se maximizaron las medidas de higiene personal y en los espacios comunes para minimizar cualquier posible contaminación”, detalló Nahueltripay.

Pero si el aislamiento es complejo, mucho más es si se le suma la incertidumbre de cómo lo viven los familiares que quedaron en el continente. En ese sentido el titular de la base señaló: “Hasta la fecha no se registran casos de Covid-19 entre las familias directas de los habitantes de la base. No obstante, para todo el personal que no tiene a su familia a su lado se dispuso un canal de comunicación permanente para que permanezcan informados de la salud de su entorno. Los médicos que prestan servicios junto a nosotros se pusieron al servicio de todo el personal para reforzar los conceptos y consejos médicos sobre aquellos puntos en los que deben insistir a sus familias para evitar contagios”.

Los argentinos tratan de sobrellevar su confinamiento de la mejor manera posible, pero a veces la paciencia escasea y el optimismo se escapa. En base a su propia experiencia de aislamiento en la Antártida, Infobae le pidió algunos consejos a Nahueltripay.

“Este entorno maravilloso que nos rodea muchas veces se vuelve hostil y complejo. El clima, el terreno, el lugar en su conjunto nos obliga a aislarnos en nuestros hogares por bastante tiempo. Es en esos momentos donde disfrutamos al máximo de nuestras familias, jugando, leyendo un libro, haciendo la tarea o comunicándonos con nuestros seres lejanos. Nos sentimos orgullosos de representarlos los 365 días en estas latitudes tan lejos y tan cerca de nuestra Argentina. Por eso el consejo es simple: quédate en casa. Quédate en casa los 14 días o los que sean necesarios, tus seres queridos te lo agradecerán, particularmente los más vulnerables”.
Fuente: Infobae
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